miércoles, 21 de marzo de 2012

Día de la poesía Con este hermoso equinoccio de primavera, celebramos hoy el día de la poesía, y la Asociación de Ciegos Para la Cultura y el Deporte agradece a las poetisas y poetas que con sus manos y su siempre corazón abierto, nos han hecho soñar, reír, llorar y gozar. Pues bien, con la poesía que emana de sus manos artísticas, podemos expresar aquello que no podemos decir con simples palabras… Sentimientos profundos, que con su arte nos hacen transmitir y llegar a los corazones más duros lo bello de la vida, el amar, el sufrir, el llorar y el reír. Por tal sentido, sabemos que los poetas, los músicos y escritores, podrán partir como el caso de nuestro amigo Caluca, pero sus palabras, poemas, sueños, música y recuerdos siempre quedan con nosotros. Los poemas no se comentan, sólo se disfrutan, los dejamos con un poema de Pablo Neruda, que se disfruta mas de noche, por eso lo enviamos a esta hora. Poema 20 Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y titilan, azules, los astros, a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos arboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta, la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos los últimos versos que yo le escribo. Pablo Neruda